Todos creíamos que Amy, nuestra Amy, había dejado la bebida. Efectivamente, había sido así. Había dejado la bebida pero no sabía donde las había puesto. La Winehouse, cinturón negro de levantamiento de Caipirinha, parece que ha vuelto a las andadas, y no solo eso, si no que millones de personas hemos sido testigos, una vez más de todo como si estuvieramos dentro del videoclip de Rehab, con una Amy mucho más asquerosita, todo hay que decirlo.
El caso es que la morena subió al escenario de su reciente concierto en Belgrado habiendo bebido por ella, por todos sus compañeros, y obviamente, por ella primero. Quitarse las zapatillas, mirarse las cicatrices de los brazos, perder el equilibrio, son solo algunas de las muchas actividades que es capaz de realizar Amy a la vez que canta. Una cosa digna, digna, digna de ser contemplada y transmitida de generación en generación.
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