Así es. Un ANTES Y DESPUÉS por así decirlo. Pero no vais a captar mucha diferencia, porque básicamente, no la hay.
Analicemos la foto de la entrada con esta otra:
A pesar de que su disco sale a finales de año, sigue teniendo las mismas zapatillas de bailarina de ballet, mugrientas y asquerosas de siempre. Las rodillas parece que le van a explotar, de tanto peso que se ha puesto en las tetas (se comenta que mínimo 2 kg en cada una). Parece que le ha bajado el inchazón de la operación, pero sigue teniendo unas perolas enormes, incapaces de esconderse tras ese vestido ceñidito de la primera foto. Deprimente.
Por no hablar de su cara. Sigue, seguía y seguirá pintándose como una mini furcia. Y por supuesto, su rabillo de 8 metros y medio no puede faltar. Le caracteriza. Una pena. En fin, si sigue dando la misma imagen que hace dos años, estupendo, porque venderá lo mismo y se hará millonaria con su MIERDA de reputación. Sigue así, Amy. No cambies.
Desde luego, que mala es la vida de un artista...
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